Y despertar de tu sueño acerca de cómo ‘debería’ ser este momento….
A veces no llegas a convertirte en un Buda.
A veces simplemente tienes que venirte abajo. Y sentir.
Tienes que perder tu preciado ‘despertar’.
Sólo tienes que ser un ser humano, sintiendo.
A veces, el viejo dolor sale a la superficie. El viejo temor. La Tristeza. El trauma.
El dolor abrasador del niño abandonado.
La rabia de un universo olvidado.
Y de repente, toda tu comprensión espiritual se desmorona, todas las bellas palabras espirituales pronunciadas por esos maravillosos maestros espirituales, todos los conceptos, las ideas acerca del despertar y la iluminación, y la perfección pura de la consciencia inmaculada; y el Yo, que es un no-yo desapegado, y el camino, y el gurú… todo eso es visto como palabras vacías, sin sentido, estupideces de segunda mano, muertas para ti.
Lo que es real, en este momento, es el ardor en el vientre, el fuego en el corazón.
Inevitable. Intenso. Tan vivo. Tan presente.
A veces sólo tienes que sentir. No tienes alternativa.
Y plantar tus pies en el suelo.
Y respirar en la incomodidad.
Y confiar, y tal vez confiar en que no puedes confiar en este momento.
Y tomar momento a momento, momento, a momento.
Y saber que nada está trabajando en tu contra.
Y despertar de tu sueño acerca de cómo ‘debería’ ser este momento.
Y tirar a la basura todas tus ideas de segunda mano acerca del camino.
A veces, tu espiritualidad tiene que hacerse añicos,
para que finalmente puedas realizar
esta espiritualidad más profunda
de sentir, y de estar presente, con los pies en la tierra,
y de escuchar el sonido de los pájaros cantando a la distancia,
y la entrega total a esta preciosa vida.
– Jeff Foster
