EL PODER DEL OM Y AMEN
En las escrituras católicas, hindúes y cristianas, la Palabra es designada con los términos de Om y Amén, respectivamente.
Sólo aquel que se sabe hijo de Dios y que puede ejercer el Poder Perfecto (el de la Palabra o Energía Vital) es capaz de restablecer la salud; todos los métodos de estimulación externos actúan sólo en la medida en que cooperan con la Energía Vital, y carecen de todo valor en su ausencia, como si se les aplicara a un cuerpo muerto, del cual la Energía Vital se ha retirado.
El Conocimiento de los Grandes Terapeutas:
Los grandes hombres dotados de realización divina y del poder de sanar a otros, no curan las enfermedades en forma accidental, sino que aplican un conocimiento preciso.
Personas dotadas de un menor grado de realización espiritual también son capaces tanto de sanarse a sí mismas como a otros, dirigiendo mentalmente el flujo de la energía vital, a través de la representación visual interna, hacia la región corporal afectada.
Tanto la ansiedad como la expectación con respecto a los resultados debilitan la fuerza de la verdadera fe. Si el hombre no emplea su voluntad y su fe, la energía vital permanece adormecida, e inoperante.
Así como el mal hábito de la conciencia de enfermedad suele requerir de un largo tiempo para desarrollarse, se necesita también de un cierto tiempo para que el buen hábito de la conciencia de la salud se restablezca.
El Poder yace en la Verdad.
Un pensamiento desprovisto de convicción espiritual carece de todo valor. Es por esto que quienes aplican las curaciones sin comprender la verdad en la cual se basan, esto es, la indisoluble unión entre el Hombre y Dios, obtienen resultados muy pobres; de allí que se lamenten de la carencia de poder curativo de los pensamientos.
En su aspecto mortal, el hombre está dotado de una naturaleza triple, y anhela la liberación de todas las formas de sufrimiento, esto es:
1) La curación de las enfermedades corporales.
2) La curación de las enfermedades de la mente (enfermedades psicológicas) tales como el temor, la ira, los malos hábitos, la conciencia del fracaso, la carencia de confianza y de iniciativa, etc.
3) La curación de las enfermedades del espíritu, tales como la indiferencia, la carencia de un propósito en la vida, el escepticismo, el satisfacerse con el aspecto material de la existencia, y la ignorancia tanto de las leyes de la vida como de la divinidad del hombre.
La mayoría de los hombres fija su atención en la curación de los problemas físicos exclusivamente, debido a que éstos son los más tangibles y obvios.
Pero… las personas no se percatan del hecho de que las verdaderas causas de todas las aflicciones humanas, yacen en las perturbaciones mentales tales como la ansiedad, el egoísmo, la ira, el resentimiento y en la ceguera espiritual, que impide percibir el divino significado de la vida.
Cómo Prevenir las Enfermedades Físicas:
Una vez que un hombre ha destruido en sí las bacterias mentales de la intolerancia, la ira y el temor; y ha liberado su alma del poder de la ignorancia, es muy poco probable que sufra de enfermedades físicas o de privaciones materiales.
Cómo Prevenir las Enfermedades Mentales:
Cultivar la paz y la confianza en Dios. Liberar las mentes de todo pensamiento perturbador, de resentimiento, de envidia y colmándolas de amor, de perdón y de dicha.
Cómo prevenir las Enfermedades Espirituales:
Es posible hacer que nuestras mentes se vuelvan cada vez más espirituales, mediante el método de liberarnos de todo concepto de mortalidad, conceptos que limitan nuestro Ser. La conciencia de la enfermedad, de la decadencia y de la muerte, puede ser desalojada por medio de la comprensión de las profundas leyes que unifican la materia y el Espíritu…
Beso soplado! Elsiè