EN TIEMPOS DE CRISIS

14517350_1778447235735284_1514553727529682426_n-copiaEn tiempos de crisis hay que quebrar rutinas y dejarse llevar por los caminos que suele abrir el desconcierto. Hay que ponerse a vagar por sitios imprecisos.
Cuando la incertidumbre y la duda convierten en una mancha de neblina hasta las fantasías más livianas hay que echarse a andar a la intemperie por los caminos del deseo o del capricho, que mar la agenda, desprenderse de lo programado y atreverse al precipicio de lo imprevisible. Dejarse estar en los pequeños goces, en el regodeo acaramelado de los placeres alcanzables. Hay que zafar de planes y proyectos y contactar con la piel lo que está al alcance de la mano.
Meterse para adentro a repasarse el alma. Celebrar con mínimos rituales la libre disposición de los sentidos. Reencontrarse con algún sabor perdido, demorarse en el tacto de algo suave, extasiarse en los sonidos que bajan de la copa de los árboles, tocar y oler con la curiosidad olvidada en la niñez.
Caminar descalzos sobre la tierra suele alterar en segundos la textura de la piel y despabilar los hilos dormidos del alma.
No se distraigan. Las crisis suelen cerrar un tiempo ya agotado y abrir las puertas hacia algo diferente. No dejen que la tempestad les arrebate la radiante luminosidad de los tiempos difíciles.