LA ADMIRACIÓN: No nos referimos a la expresión cándida de las cualidades del otro, sino a la capacidad de valorar de manera positiva lo que define a nuestra pareja.
LA FORMACIÓN DE UN EQUIPO: Percibir la relación y lo que en ella acontece como un “nosotros” en vez de un “tú por un lado y yo por otro” fortalece la asunción de la responsabilidad delo que sucede dentro de la pareja como cosa de dos.
EL CONOCIMIENTO PROFUNDO DEL OTRO Y DE LA RELACIÓN: Las parejas exitosas saben lo que despierta interés en su compañero y lo que no, además de expresar todo esto abiertamente.
EL APRENDIZAJE DE LAS DIFICULTADES: Las parejas duraderas hablan de haber superado sus dificultades cooperando y trabajando de manera conjunta, por lo que se expresan de manera positiva.
LA ACEPTACIÓN: Las buenas parejas comprenden que hay problemas o diferencias que nunca podrán resolver, por lo que han aprendido a convivir con ello. De hecho, ser diferentes les parece una ventaja más que una desventaja.
En definitiva, las parejas felices no tienen más o menos diferencias que el resto, sino que han alcanzado la capacidad de comprenderse, aceptarse y cuidarse, que es de lo que al fin y al cabo se trata el amor.
John Gottman