Señor, bendíceme en las nuevas tierras donde esté yo.
Partir y llegar es un acto de fe.
Esté conmigo con ternura, porque dejo a mi familia y amigos. Bendito sea el señor, y las pocas cosas que entran en mis maletas.
Que nunca me falte el trabajo y que yo siempre tenga pan y una almohada para dormir.
Señor, bendice a la ciudad donde yo vivo a partir de ahora. Y por favor no te olvides de mis hijos, mi familia, mis animalitos y mis amigos.
Que ellos nunca se olviden de rezar por mí.
Señor, bendice a los nuevos amigos que abren sus vidas para estar en mi vida.
Que mi llegada sea bienvenida, que ellos disfruten de mi presencia y que me guste vivir entre ellos.
Dejo mi familia y mi lugar en el mundo, por motivos laborales o vacaciones o para conocer otros lugares, otras gentes, otras costumbres, porque creo, Señor, que será de tu agrado no verme estacionada y cómoda en mi lugar.
Yo iré porque creo en ti por la fe.
Señor, bendíceme en esta tierra, que es suya y todo lo que hay en ella.
Me protege y me da todo el bien que pueda.
Enséñame a servir y amar a mis nuevos amigos.
Señor, me acompañas en mi cumpleaños y también en los días de tristeza.
Como la noche de Navidad, ven a visitarme en mi pesebre humilde y, cada vez que un año termine, que mi vida siga siendo llena de nuevos sueños.
Señor, bendíceme en la nueva tierra donde yo esté celebrando la vida todas las mañanas al lado de mi amado.
Que yo no tenga miedo de trabajar, ni de luchar con fe y prosperar con esfuerzo, porque tú estarás conmigo para siempre, y eso es todo lo que necesito.
Si tú estás conmigo, Señor, en cualquier lugar de la tierra es una bendición.
Gracias Señor por bendecir mi camino.
Mi corazón es tuyo, Elsiè