El verdadero alumno empieza estudiándose a si mismo. Las personas deben conocer su interior y a medida que se sumergen en la luz, empezaran a entender la naturaleza del universo. Mediante la meditación y el silencio se puede llegar a la claridad.
La luz puede cegar o alumbrar dependiendo del alumno: el mal uso del conocimiento puede confundir y desorientar a la persona, de igual forma la luz puede impulsar la conciencia y el desarrollo.
El verdadero soldado de la luz pelea queriendo a su enemigo: las actitudes tranquilas reflejan confianza y control, además de que la paz interna protege al portador de la luz.