Seamos agradecidos…

Hoy quiero hablarte de la palabra que hace sonreír al Universo:
«G R A C I A S»

El Maestro Jesús, con su amor incondicional, una vez curó a 10 personas que vinieron a EL por diferentes dolencias. Todo lo hacia por amor y sin esperar que le agradezcan… Pero era sensible a las actitudes de los demás.
Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a
a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Jesús dijo: “¿No han quedado limpios los diez? Los otros nueve ¿dónde están?”

La gratuidad no impide que los demás sean agradecidos.
El agradecimiento implica:
Reconocer el favor recibido.
Reconocer la bondad del otro.
Reconocer la generosidad del otro.
El “dar las gracias” suele ser el pago de lo “gratuito”.

Ser agradecidos:
Revela la generosidad y gratuidad del otro.
Pero también pone de manifiesto la bondad del propio corazón.
Es posible que no tengas para devolver el favor al otro.
Pero siempre tendrás un corazón agradecido que ofrecer.

Me encanta la actitud de las madres cuando alguien le regala unos caramelos a su hijo.
El niño se siente feliz.
Pero la mamá le dice: “¿Y ahora qué se dice?”
La reacción del niño es espontánea: “¡Gracias!”
Tal vez una de las primeras cosas que aprendimos de niño fue decir “gracias”.
Y sin embargo, es posible que, poco a poco, vayamos perdiendo esa sensibilidad, pensando que tenemos derecho a todo.

Y sin embargo nuestra vida debiera ser una sinfonía de agradecimientos.
Ser agradecidos a nuestros padres.
Ser agradecidos a Dios.
Ser agradecidos, incluso a nosotros mismos.

El agradecimiento es la mejor medicina de sanar nuestros corazones de la enfermedad del egoísmo.

Y no se trata de agradecer solo las cosas grandes.
Es el agradecimiento por esas cosas sencillas de la vida.

Quien no sabe agradecer, tampoco sabe reconocer y quien no sabe reconocer tiene el peligro de considerar como propio aquello que le pertenece sólo como regalo. Y eso se llama robo.
Es posible que nuestra cultura nos hable más de obligación que de gratuidad.
Que nos habla más de derechos que de gratitudes.

¿Quieres que te ayude a ser agradecido?

Aquí te regalo algunos datos:
Hoy, y todos los días debemos agradecerle a Dios el don de la vida.
Muchas veces le has pedido por la salud, que te cure de una enfermedad, que te evite este o aquel dolor. Pero ¿no es más importante la vida que la salud en la enfermedad?
“Gracias por la vida. Señor de la vida”.
Hoy es un día para agradecerle a Dios por el regalo de la fe. Por la fe, tú puedes ver lo que muchos otros no verán jamás.
El ciego de Jericó le rogaba a gritos:
“¡Señor, que yo vea!”
¿Cuándo rezaremos así, a golpes de alma?
“Gracias, Señor, porque yo creo, yo veo.”
Debemos agradecer por toda la gente que se nos acerca, por nuestras familias, por nuestros seres queridos, por nuestros amigos, por todos los que llegan de un modo u otro a nuestra vida.
A los que nos invitan a compartir una cena, un café.
A los que nos abren su casa/hogar/templo que es el corazón mismo de toda una familia y nos invitan a sentarnos en su mesa.
Debemos recordar, siempre, que nuestra vida no ha sido fácil, que hemos pasado por pruebas enormes, hemos estado sumergidos en la desesperación en varias oportunidades, muchos hemos tenido que hacer malabares para llenar platos de comida en la mesa, hemos postergado por años darnos un gusto aunque sea sencillo y hasta acceder a una medicación necesaria fue muy difícil. Muchos de nosotros hemos tenido una vida llena de postergaciones, y metas que se alcanzaban a largo plazo y con mucho trabajo.
Y todos, hemos pasado por la necesidad de tener a alguien que nos de una mano.
Alguien que teniendo el poder de decidir si nos ayudaba o miraba para otro lado… decidía ayudarnos… Alguien que no esperaba que le pidiéramos, al contrario, nos ofreció lo que necesitábamos. Nos saco del apuro.
Acuérdate de todas esas personas que pasaron por tu vida o siguen estando que pudiéndote dejar sumido en la desesperación y mirar como te arreglabas con tu problema… Decidió que te ayudaría, muchas veces, postergando sus propias metas para ayudarte en las tuyas.
Debes mirarte a ti mismo, recordar tu historia y descubrir cuántas cosas maravillosas lograste, gracias a la gente que Dios puso en tu camino.
Después de que te hayas visto, grita:
“Gracias. Gracias. Gracias”.
Cada vez que dices GRACIAS, envías energía de luz, de tu luz al Universo… que responderá complaciente.
Ser agradecido es tener un corazón noble.
Ser agradecido es reconocer lo recibido.
Ser agradecido es demostrar la nobleza del corazón.
Ser agradecido, te hace alma humilde a los ojos del Supremo y lo condiciona a devolverte tu agradecimiento en ayudarte a que seas prospero.
No ser agradecido cierra puertas. Cierra puertas que solo te perjudican a ti. Porque te cierras a las bondades del Universo y a tener su inmunidad y protección.
Quien tiene actitud de desagradecido, la vida le mostrara cuan equivocado estaba al elegir ese camino.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS por leerme.
Desde el amor, como siempre, Elsiè