Tu caricia me deshace,
suaviza mis temores,
canta una nana a mis rebeliones.
Tu caricia escava y desecha
toneladas de preocupaciones.
Me relaja, me balancea
delicadamente hacia la nada en calma.
Tu caricia nutre e hidrata.
Es mi deleite.
Es mi necesidad.
Cierro los ojos.
Me relamo en el bienestar,
que me regala tu tacto firme,
con tus manos pluma,
con tus dedos peine;
surcando y desenredando
los nudos de mi piel.
Tu caricia te humaniza,
me hace llorar.
Tu caricia es la firma de tu amor
sobre mi ser.
María Amparo Lamas Abella